Aún más, recurrimos a cuidados que lejos de favorecer arruinan su estado de salud.
Es el caso de la pedicure, utilizada más por mujeres que por hombres. De cada diez, nueve son féminas.
Pero la pedicure contribuye a debilitar los pies, "al quitar las cutículas debilitamos la nutrición e irrigación de la uña, cuanta más quitamos más se forma, es un mecanismo de defensa del organismo", explica el doctor Miguel S. Ortiz, podólogo del Centro Dominicano de Podología Dr. Cantalicio Ortiz.
En todo caso sólo se requeriría de la aplicación, cada noche, de vitamina A y D en sus bordes, lo que hará que poco a poco el exceso desaparezca sin afectar la salud de las uñas.
Otro aspecto que se suele tratar incorrectamente, a través de la pedicure, son las callosidades de los pies, producidas por malas pisadas, sobrepeso o calzados inadecuados.
"En el caso de las mujeres, suelen usar tacones muy altos que sobrepasan los 8 centímetros cuando no deberían llegar a 5 porque eso produce que el peso descanse por completo en el tercio anterior del pie, el metatarso, adonde salen las callosidades", dice el especialista.
Asegura que en la pedicure, además de no contar con la higiene correcta, porque los utensilios no suelen esterilizarse sino desinfectarse con alcohol lo que provoca que la bacteria se reproduzca, se suele recurrir a piedra pómez, lijas, guayos, paletas, flor de roble, ajo, ácido de batería y hoy día hasta las lijas son empleadas en este proceso. Este repertorio -a su entender- afecta la salud del pie porque provoca fricción y eso produce un polvillo en la dermis y el organismo, al sentir que lo invade un cuerpo extraño, responde produciendo más callosidad.
Para retirar la callosidad recomienda exclusivamente el bisturí con el que, a través de cortes, el podólogo retira la callosidad. Eso se puede hacer cada mes y medio.
Y para evitar que salgan las callosidades dice que lo principal es eliminar la causa que la produce: malas pisadas, poco o mucho puente del pie (colocando plantillas para modificar la pisada y poner a trabajar los músculos y tendones que no están trabajando).
Otra recomendación es disminuir el alto de los tacones, preferiblemente usar goma y no suela porque la amortiguación es mejor.
Andar descalzos y utilizar sandalias abiertas, son costumbres que afectan el pie porque los huesos dan directamente sobre la superficie, en el primer caso, y en los talones se crean fisuras, en el segundo.
Estas costumbres maltratan los músculos y los tendones, afectando toda la fase plantar que es la forma natural de amortiguar, provocando dolor en los pies.
El especialista sugiere que así como nos chequeamos la vista, los oídos, los dientes… nos chequeemos los pies.
"La primera consulta deberá hacerse a los dos años de edad, no antes porque debemos esperar que maduren los tendones y los huesos, en algunos casos las deformaciones se corrigen solas, por lo que hay que darles su tiempo", aclara.
Destaca los avances en los medios diagnósticos como la perigrafía (para determinar el tipo de pisada) y la podoreflexocopía (para determinar dónde se apoya más).